La tasa anual de inflación en los Estados Unidos experimentó un aumento hasta el 3.2% en julio de 2023, en comparación con el 3% registrado en junio del mismo año. Sin embargo, este valor se ubicó por debajo de las proyecciones que apuntaban a un 3.3%. Este cambio marca una interrupción en el patrón descendente observado durante los últimos 12 meses, fenómeno atribuido a los efectos de base. En el período homólogo del año previo, la inflación había comenzado a decrecer desde su punto álgido del 9.1%.
En el mes de julio de 2023, los costos relacionados con la energía experimentaron una disminución del 12.5%, una caída menor en comparación con la reducción del 16.7% registrada en junio. Este comportamiento descendente se manifestó de manera menos pronunciada en los precios del combustible para calefacción (-26.5% en contraste con -36.6%), la gasolina (-19.9% en comparación con -26.5%) y el servicio de gas de uso doméstico (-13.7% en comparación con -18.6%). En contraste, se observó un aumento en el costo de la indumentaria (3.2% en comparación con 3.1%) y en los servicios de transporte (9% en comparación con 8.2%).
Por otro lado, los precios de la electricidad aumentaron en un 3%, cifra inferior al incremento del 5.4% registrado en junio. El índice de inflación también disminuyó en el caso de los alimentos (4.9% en comparación con 5.7%), el alojamiento (7.7% en comparación con 7.8%) y los vehículos nuevos (3.5% en comparación con 4.1%). El costo de los servicios médicos experimentó una disminución del 1.5% (en contraposición al -0.8%), mientras que los precios de los automóviles y camiones usados descendieron un 5.6% (en contraste con el -5.2%).
Entre tanto, la inflación subyacente, que excluye los componentes de alimentos y energía, disminuyó al 4.7% en comparación con el 4.8% registrado en junio, quedando por debajo de las expectativas del 4.8%
Por ahora vemos que el componente energía en la canasta de IPC es lo que llevo a este reporte al alza con respecto al dato anterior, con la energía eléctrica mostrando una variación positiva del 3% y una disminución de precios de combustibles que se ralentiza dado la puja constante que ha recibido el Crudo en estas últimas semanas.
Por otro lado, aún siendo este un dato de inflación menor al esperado por el consenso de analistas (3.3%), vemos que su impacto en la próximas decisiones de política monetaria es más bien nulo, ya que la inflación de todas formas subió con respecto al mes de junio. De acuerdo a esto, vemos además que la reacción de los bonos del tesoro norteamericano no es la adecuada si los operadores de renta fija pronosticaran una FED mas laxa, ya que estos no recibieron una puja el día de hoy y por ahora (14:00) vemos subir la tasa de 10 años a 4.08%, mientras que la de 2 años, la cual refleja de forma mas certera la política monetaria, sube a 4.83%, muy cerca de máximos de 2022 (5.12%). Esto nos dice que los operadores de renta fija aún ven una FED restrictiva y por ende un dólar el cual todavía se encontrará en una tendencia alcista de mediano plazo con un cobre a la baja, al ser este último un commodity tasa sensible y un termómetro del crecimiento global.
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