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Mercados en jaque: empleo débil e inflación caliente

Actualizado: 12 sept

EE.UU.: resiliencia con inflación incómoda


En agosto volvimos a vivir esa contradicción que hace rato incomoda a traders e inversores: el empleo flojea, pero la inflación no cede. El informe de nóminas no agrícolas sorprendió con apenas +22,000 empleos, muy por debajo de las expectativas, y con revisiones negativas que borraron los magros avances de meses previos. El mercado laboral estadounidense perdió fuelle, lo que en teoría debería abrirle espacio a la Fed para un discurso más “dovish”.


Fuente: CME
Fuente: CME

Pero apenas pasaron unos días y el reporte de inflación cambió la música. El CPI de agosto subió a 2.92%, y lo más delicado es lo que viene: gasolina dejando atrás la deflación, alquileres mostrando repunte en los datos mensuales, y un índice que muy pronto no solo cruzará el 3%, sino que podría rondar el 3.4–3.5% hacia fin de año. Es decir, justo cuando el empleo da señales de fatiga, los precios vuelven a despertar.


Fuente: Bancreek Capital Advisors
Fuente: Bancreek Capital Advisors

Esa contradicción se amplifica cuando miramos las nuestras proyecciones a partir del 3Q25. En Estados Unidos, el PIB se sostiene con cierta resiliencia: de un 1.9% en 3Q25 sube a 2.6% en 1Q26 y se mantiene en torno al 2.3% en 2Q26. Una economía que no vuela, pero tampoco se desploma, y que de hecho luce más sólida que Europa o China. El problema es que este crecimiento viene acompañado de inflación al alza: desde 2.9% en 3Q25, hasta superar el 3.2% en 4Q25, con todo 1H26 pegado al 3%. Esa combinación es incómoda: la Fed no tiene un “colchón” claro para recortar tasas sin arriesgar credibilidad.


Europa estancada y China se desacelera (proyecciones)


En la Eurozona, la película es otra una vez que miramos al futuro. El PIB apenas roza el 0.9% en 3Q25 y en 1Q26 podría caer hasta el 0.5%. Luego tenemos un pequeño repunte en 2Q26 (1.0%), pero la foto general que visualizamos es de estancamiento. Aquí el problema a futuro no es la inflación: el IPC se mantiene muy estable alrededor del 2%, incluso aflojando hacia 1.7–1.8% en 2026. Europa se convertirá así en el actor aburrido del tablero: sin dinamismo y con poca presión de precios. De esta forma el BCE tendrá más margen para soltar amarras, pero difícilmente eso genere un cambio estructural.


Fuente: Eurex
Fuente: Eurex

El caso de China es todavía más complejo. El PIB podría pasar de un 4.8% en 2Q25 a 3.4% en 3Q25 y luego seguir cayendo hasta 2.3% en 1Q26. Aquí nuestras proyecciones indican que apenas recupera un poco en 2Q26, pero queda claro que la economía china se podría enfriar con fuerza en los proximos trimestres. La inflación, por su parte, sigue atrapada en terreno bajo. Esto ya que el pronostico para 4Q25 es de un 0.5% y cerca de ese nivel en todo 2026. Lo que antes era el gran motor de la demanda global ahora podría parecerse acercarse a una “japonización”: crecimiento débil y precios estancados.


Un mundo a tres velocidades


Así, el tablero global queda claro: Estados Unidos se mantiene como el “menos malo” en términos de crecimiento, pero con un problema serio de inflación que limitará la flexibilidad de la Fed. Europa se arrastra, sin inflación pero sin crecimiento. Y China atraviesa un ajuste estructural que lo aleja de su rol de locomotora global.


De cara al futuro, los riesgos son evidentes. En EE.UU., si el empleo sigue debilitándose y la inflación no cede, la Fed quedará atrapada en un dilema difícil: cortar tasas demasiado pronto podría avivar la inflación, esperar demasiado podría asfixiar al mercado laboral. En la Eurozona, el desafío es más existencial: crecer menos del 1% con inflación estable puede sonar a “equilibrio”, pero en realidad es un síntoma de estancamiento crónico. Y en China, con un PIB cayendo casi tres puntos en menos de un año y sin presión inflacionaria que justifique políticas contractivas, todo depende de cuánto músculo fiscal y monetario estén dispuestos a desplegar.


En la práctica, el mundo se está moviendo a distintas velocidades: Estados Unidos juega al límite con inflación, Europa se adormece en la mediocridad y China se recalienta hacia abajo. El mercado puede seguir celebrando titulares de “recortes inminentes”, pero si algo dejaron claro los informes de agosto es que este no es un ciclo típico.

 
 
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